miércoles, 13 de mayo de 2009

CADÁVERES LABORALES

Mi profesor Antonio Penedo acuñó el término: para esta generación, si no has medrado antes de los treinta te conviertes en un cadáver laboral. Yo voy directo al abismo.

Durante años he criado fama de vago. He preferido ir a la playa con dieciocho años que trabajar en verano. Ahora estoy pagando el pato. A estas alturas, no me cabe duda de que me he equivocado. He hecho cosas mal. Aposté por "sobreformarme" y ahora compruebo (antes sólo lo suponía, pero no lo sufría) que la educación es un trampolín de búsqueda y asignación de empleo, no una plataforma de aprendizaje.

Tampoco me arrepiento del todo: no creo que el trabajo dignifique, si no ya se lo habrían quedado los ricos, como decía mi profesor de economía anarquista. Yo he aprendido que lo que quiero es abolir el trabajo. Y estudié lo que más amaba: la literatura.

De todas formas, no trabajar tiene sus consecuencias. Tienes menos vínculos sociales. Y genera dudas: ¿Qué hacer con tu tiempo? ¿Qué consumir si apenas tienes dinero? ¿Con quién relacionarte? ¿Cómo ocupar la mente con tanto tiempo libre?

Para alguno es tema de risa, pero he conocido y he vivido este caso y para nada es agradable o trivial. Por otro lado, siempre he diferenciado entre dos tipos de trabajo:

- El trabajo remunerado.
- El trabajo no remunerado.

Algunos se toman a coña que yo pertenezca al segundo: trabajo de manera no remunerada. Desde muy joven hice cosas sin buscar el ánimo de lucro, desde una revista hasta colaborar con la radio... quizás porque nunca vi peligrar mi posición en la sociedad. Ahora, enfermo de anomia, lo empiezo a contemplar como un error garrafal.

¿Debí trabajar para una sociedad McDonalizada (el eslogan de George Ritzer) o hice bien en evitar esos años de rutinización? ¿Debo seguir ahogado en mi falta de participación social o involucrarme en esta asquerosa máquina social que sólo piensa en la productividad del individuo? Y quizás la pregunta más urgente: ¿Acaso tengo libertad de elección? ¿No estoy ya lo suficientemente arrinconado?

1 comentario:

  1. hay que estar a las duras y a las maduras. si rechazas el sistema, no te tiene que preocupar mucho que el sistema te rechace a ti. ¿qué sentido preguntar si has hecho lo correcto o no, si tienes tus propios valores?

    Me encanta lo de "si no has medrado antes de los treinta...."

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