lunes, 11 de mayo de 2015

ENTREVISTA CON JEFF FORSHAW

Estas palabras sirven de continuación a las que ya tuve con Don Lincoln.

ENTREVISTA CON JEFF FORSHAW

ANDRÉS LOMEÑA: La dilatación del tiempo se produce por la gravedad y por la velocidad. ¿Viven más las personas que viajan en avión o en tren?
JEFF FORSHAW: Si pasaras toda la vida moviéndote a varios metros por segundo, envejecerías unas cuantas décimas de microsegundo menos que alguien que nunca se movió. Y si pasaras toda la vida en la cima de una gran montaña, envejecerías alrededor de un milisegundo más que alguien que estuvo a nivel del mar. Ambos efectos se tienen en cuenta para los sistemas GPS, que de lo contrario fallarían al cabo de unas horas, ya que los satélites se están moviendo muy rápido con una gravedad débil y se necesita una gran precisión para localizar un punto sobre la superficie de la tierra con un metro de error.

A.L.: Los atomistas decían que solamente existen los átomos y el vacío. ¿Cree que es así?
J.F.: ¡El vacío no está realmente vacío! Es un caldo hirviendo de partículas que aparecen y desaparecen como de la nada. Eso es lo que las leyes de la física cuántica dicen y esas leyes se han probado a una gran precisión, así que son fiables. Los cosmólogos incluso se atreven a relacionar ciertos patrones de las galaxias con la fluctuación cuántica del espacio vacío en un tiempo en el que el universo visible pudo estar contenido en un espacio del tamaño de un balón de fútbol.

A.L.: Me gusta la historia del descubrimiento del muón y aquella frase que se dijo: “¿Quién ha pedido esto?” ¿Qué puedes decirnos sobre la función de este tipo de partículas?
J.F.: La mayoría de las partículas elementales son inestables. Esto significa que mueren arbitraria y espontáneamente, convirtiéndose en partículas menos masivas cuando se desintegran. Las nuevas partículas aparecieron de la nada; no estaban dentro de la partícula original. Las partículas muón y tau son versiones pesadas del electrón, que sí nos resulta familiar. Parece que las partículas extra pueden haber sido necesarias para asegurar que el universo no esté hecho solamente de luz (las partículas de luz sobrepasan a las partículas de materia ordinaria en torno a mil millones a una, así que la materia de la que están hechas las estrellas, tú y yo es un residuo realmente pequeño que quedó después del Bing Bang).

A.L.: Cada vez que leo sobre física descubro más nombres de partículas, ya sean reales o sólo hipotéticas: kaones, axiones, WIMP, curvatones e inflatones. ¿Quién se encarga de ordenar todo eso?
J.F.: En realidad no hay tantas partículas elementales: 6 quarks, 6 leptones (electrones, taus y neutrinos), 6 bosones de gauge (incluyendo el gravitón) y la partícula de Higgs. Quizás haya más. Por ejemplo, pensamos que hay una partícula para la materia oscura (quizás la partícula WIMP que mencionas, o quizás el axión) y pensamos que hubo una partícula que dominó el universo justo antes de que el Big Bang empezara (lo que llamamos inflación). Los kaones o los protones están hechos de quarks.

A.L.: ¿Se puede explicar el espín con una imagen sencilla?
J.F.: El espín es difícil de explicar: no hay ningún ejemplo cotidiano que valga. Lo más cercano sería imaginar una pequeña pelota giratoria, pero es una imagen imperfecta porque en el caso del electrón sería como si tuviera que girar dos veces antes de que volviera a donde empezará a girar, lo cual suena bastante raro.

A.L.: Sé que los preones son simplemente hipotéticos, pero quería preguntarle por la idea de Don Lincoln de encontrar una subestructura en los quarks.
J.F.: No tengo ni idea. No hay bases teóricas para encontrar una subestructura en el quark, pero eso no significa gran cosa. Sería genial si los quarks tuvieran algo dentro que pudiéramos observar.

A.L.: ¿Veremos pronto su nuevo libro, Universal: What is Physics?
J.F.: Finalmente se publicará en 2016. Queremos escribir un libro en el que los lectores lleguen a apreciar cómo el conocimiento de la física está garantizado por una serie de pequeños pasos que van desde la simple observación de la vida cotidiana a la comprensión del nacimiento del cosmos.

Andrés Lomeña
11 de mayo de 2015