jueves, 13 de agosto de 2015

ENTREVISTA CON REBECCA L. WALKOWITZ

Una conversación sobre literatura con la autora del libro "Born translated".

ENTREVISTA CON REBECCA L. WALKOWITZ

A.L.: En Born translated, mantiene que algunos autores contemporáneos no realizan “traducciones preventivas”, sino más bien “traducciones promiscuas”. ¿Cómo son las obras literarias que “nacen ya traducidas”?
R.W.: Reservo el término “traducciones preventivas” para autores que eligen escribir novelas en un gran idioma (un idioma con un número mayor de lectores) y que quizás eligen hablar o producir otros géneros en un idioma comparativemente menor (un idioma con un número menor de lectores). La traducción preventiva es una forma de escribir en el lenguaje que crees que circulará más extensamente. Con “traducciones promiscuas”, tal y como tú las defines, los autores no cambian tanto de idioma como de formas de usar el lenguaje. Habitualmente usan un idioma relativamente estándar más que un dialecto o un argot. Las obras que me interesan, que tratan de incorporar la traducción más que facilitarla, a menudo intentan imitar las traducciones visualmente (cambios estructurales) o generar una historia en la que el texto parece haber sido escrito en una lengua extranjera o en la cual los personajes se expresan en múltiples idiomas (cambios temáticos). En las novelas de David Mitchell, como mencionas más abajo, los personajes suelen leer libros traducidos.

A.L.: Veo una cierta convergencia entre su obra y dos ensayos: Toward the geopolitical novel de Caren Irr y The cosmopolitan novel de Berthold Schoene. No sé si está de acuerdo con esta comparación. En todo caso, usted analiza a autores como David Mitchell, que deliberadamente atraviesa todo tipo de lugares exóticos y tiempos remotos o futuros, creando lo que yo llamaría una “novela cosmológica”. También presta atención a la obra de Murakami y Coetzee. ¿Desafían ellos el canon occidental al borrar las fronteras entre la alta literatura y la literatura popular?
R.W.: Creo que ahora hay un enorme interés por las novelas que tratan de representar las colectividades políticas como lo global, lo geopolítico y lo cosmopolítico a gran escala. Los libros de Irr y Schoene son parte de ese proyecto, desde luego. En mi caso, estoy interesada en cómo las novelas imaginan y generan a sus audiencias. En este sentido, me gusta pensar acerca de cómo los colectivos a gran escala están modelados por novelas (que circulan a través del mundo en diferentes ediciones e idiomas), así como por cómo las novelas representan esos colectivos. Por decirlo de otra manera, Born Translated se toma en serio la idea de que las novelas pueden participar en distintas culturas literarias al mismo tiempo, y de este modo estoy interesada en cómo las obras de Coetzee y Murakami pueden dirigirse, a través de la traducción, a muchas audiencias locales, y no solamente a una única y gran audiencia homogénea. Algunas de las novelas de Mitchell se mueven a través del espacio y del tiempo, pero a menudo nos recuerdan que los objetos, incluyendo las novelas, cambian de forma y significado cuando se mueven. Mediante la traducción, esos novelistas insisten en que el mundo no es un contenedor homogéneo en el que las obras literarias son “lo mismo” en cualquier lenguaje; el mundo aparece como un colectivo polifónico (como el sexteto en El atlas de las nubes de Mitchell, por ejemplo).

A.L.: George Perec escribió la novela El secuestro sin la letra e. La traducción española omite la letra a. ¿Son estas obras una especie de declaración contra las novelas nacidas ya traducidas?
R.W.: Sí, creo que las obras literarias que incorporan letras específicas o fonemas son más difíciles de traducir y a menudo están diseñadas para no ser traducidas, es decir, para ser intraducibles. Por supuesto, vemos que pueden traducirse, como demuestra el formidable trabajo del traductor de la novela de Perec. Esas obras se suelen centrar en los recursos y la historia de un idioma específico y eso es difícil para llevarlo a otro idioma. Dicho esto, los traductores han encontrado formas ingeniosas de superar esos desafíos. Por ejemplo, la obra de Junot Díaz depende de las relaciones sociales y políticas entre el inglés estadounidense y el español dominicano. Incluso temáticamente es difícil traducir eso en nuevas versiones de su escritura. Sin embargo, algunos traductores se han centrado en reproducir las relaciones entre el inglés y el español de forma estructural, eligiendo un idioma dominante y luego una segunda lengua que opera (política y socialmente) como el español dominicano hace en Estados Unidos.

A.L.: ¿Es la fantasía épica una manera de ser born translated en el mercado contemporáneo? Las novelas de fantasía, a través de sus mapas y geografías imaginarias, son desterritorializaciones de lugares reales. Macondo o Tierra Media parecen mejores lugares comunes que Colombia o los círculos intelectuales de Tolkien.
R.W.: Sí, tiene sentido. Como nadie vive en la tierra de Fantasía, sus costumbres, su geografía y su historia tienen que ser descritas para cada lector. En este sentido, incluso un lector de una edición del primer idioma de la novela tiene que traducirla como un extranjero (alguien a quien le explicas cada detalle). De hecho, uno de los críticos ingleses de la reciente novela negra de J. K. Rowling advierte que Rowling “sobredescribe” Londres, tras haber estado tantos años describiendo Hogwarts y otros lugares fantásticos en sus libros de Harry Potter (http://www.theguardian.com/books/2014/jun/18/the-silkworm-review-jk-rowling-robert-galbraith). Rowling ha tratado Londres como un extranjero, una ciudad fantástica que parece extraña a los lectores británicos. No he leído la novela, pero quizás parecerá menos “sobredescrita” para quienes no vivimos en Londres o para quienes nunca han estado allí.

A.L.: Me pregunto si los libros nacidos ya traducidos son también libros “ya adaptados”. Ahora estoy pensando en El círculo de Dave Eggers.
R.W.: No estoy segura de si los libros nacidos ya traducidos, que después de todo gastan muchas energías centrándose en los mecanismos de la escritura y la traducción, funcionarán bien como películas. Puede ser difícil representar la experiencia del multilingüismo en la pantalla, ya que el doblaje y el subtitulado pueden convertir la película más políglota en una experiencia monolingüe. La exitosa novela de Mohsin Hamid, El fundamentalista reticente, se adaptó a cine, pero uno de los principales elementos de esta obra born translated (el narrador en segunda persona se dirige a ti) se cambió por la representación directa en muchos de los acontecimientos de la novela. Dicho esto, hay algunas películas y series de televisión nacidas ya traducidas. Un ejemplo que me viene a la cabeza es la maravillosa serie danesa Borgen. En la última temporada, la protagonista danesa empieza a quedar con un arquitecto inglés. Ambos terminan hablando en inglés gran parte del tiempo y es menos probable que doblen o subtitulen eso en otros mercados. Estoy de acuerdo contigo en que las novelas que enfatizan el argumento se traducen más fácilmente y se adaptan más fácilmente a otros géneros.

A.L.: ¿Nos podría proporcionar algún ejemplo de escritor español nacido ya traducido? Yo diría Javier Marías, que es traductor y que tiene un español con una sintaxis muy inglesa. Por cierto, ¿cuál es su autor favorito born translated?
R.W.: No he leído aún a Marías, pero desde luego suena como alguien que está escribiendo con y a través del inglés, del mismo modo que Murakami se aproxima al japonés. Tengo ganas de leer su obra. Mi novelista favorito nacido ya traducido y que escribe en inglés es Kazuo Ishiguro. Creo que él capta la experiencia de la escritura ya traducida realmente bien. También me gustan mucho las novelas de Ben Lerner, que me parecen extraordinariamente refrescantes y muy inusuales en su forma de entender al lector o a una audiencia de un idioma extranjero. Fuera del inglés, las novelas de Bolaño me impresionan por lo conseguidas que están en cuanto a la traducción que tiene lugar no solamente entre idiomas, sino también entre versiones de idiomas como idiolectos, lenguas regionales o subculturales, lenguajes visuales e idiomas usados para actividades especializadas. Incluso en español, sus novelas parecen empezar en muchas lenguas.

A.L.: Probablemente pertenece a los nacidos ya cuestionados, académicos que se sienten obligados a justificar el valor social de sus investigaciones. ¿Espera que su estudio sobre literatura mundial contribuya a empezar un diálogo que vaya más allá del narcisismo de las literaturas nacionales?
R.W.: Mi esperanza es que mi obra ayude a reconocer la interrelación de las literaturas: las formas en que las literaturas nacionales siempre han estado en deuda con otros idiomas y otras literaturas, y también las formas en que las novelas contemporáneas pertenecen a múltiples audiencias nacionales, así como a audiencias regionales y plurilingües. Las novelas nacidas ya traducidas nos dan una oportunidad de considerar lo que constituye la ciudadanía, no solamente en los libros, sino también para los escritores y lectores de libros.

A.L.: ¿Alguna conclusión?
R.W.: Gracias por tu interés en mi obra y por sugerirme a algunos autores adicionales. Estoy deseando aprender más sobre cómo la traducción da forma a las novelas producidas en culturas literarias no anglófonas. Espero que tus lectores tengan más sugerencias.

13 de agosto de 2015
Andrés Lomeña